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PARC COLLANGE

Es un parque ubicado en el distrito de Levallois-Perret, al noroeste de París, y por el suroeste limita con el XVIIème. Aunque solo le separa del París intramuros el ancho de una calle− una acera es de Levallois y la otra del distrito XVII−no es un lugar que visitan los turistas. Todos sabemos que para conocer esta ciudad hay que administrarse muy bien el tiempo. En el día a día, la actividad empresarial es lo que da vida a esta comunidad y los diferentes parques ofrecen descanso y relajación. Pero no son simples parques, algunos están dedicados a personajes famosos, como el Parc Gustave Eiffel, y este del que voy a hablar, nos ofrece un viaje alrededor del mundo.
Los parque de Levallois llevan una placa como la de la imagen
Parc Collange

En la decoración de los jardines están reflejados los jardines de los diferentes continentes que hay en nuestro planeta. El primer tramo el jardín está dedicado a América y Asia.

Nueva York y sus rascacielos
Parc Collange, Levallois-Perret, Francia

Asia y los dragones en los tejados
Parc Collange

Rocas y grava alrededor de espacios sembrados con bambúes, arces y árboles con colores extraordinarios, aportan un ambiente exótico al jardín y al mismo tiempo invita al paseo.

Las linternas japonesas forman parte de la decoración del jardín

Parc Collange

El segundo tramo del parque tiene un recorrido más largo y tiene como temas Europa, África y Oceanía.
Entre la vegetación se crearon caminos para que el visitante pueda moverse sin dificultad y, al mismo tiempo, deleitarse con las numerosas especies de árboles y arbustos.


Un camino del parque
Parc Collange

Fue inaugurado en 2009.Y como en el resto de los parques de este distrito, el agua de lluvia se recoge para luego regar el jardín.

Otro recorrido del parque
Parc Collange

Castillo de Chambord

Saliéndome un poco de lo habitual, en esta entrada de blog he considerado que el Castillo de Chambord genera en mí más interés por conocer el misterio que hay en torno a su construcción que por hablar del castillo propiamente dicho. 
Era noviembre de 2013 cuando lo visité, y si hay algo que lamento de ese día es no tener fotos de más calidad: la ocasión lo merecía. Es una magnífica obra de arquitectura que Francisco I de Francia llevó a cabo, y aunque se diga del castillo que es una construcción desmesurada —¡que lo es!— hoy podemos contemplar en su conjunto, tal como refería en su obra Philippe Le Bas, «la belleza, la riqueza y el esplendor» que el monarca mandó reflejar al arquitecto encargado del proyecto. 
Lo que más pesó en la construcción del castillo fue su pasión por la caza. Francisco I conocía el dominio de Chambord desde que era niño y solía pasar temporadas allí con su madre. Ya entonces se sentía atraído por este deporte. 

Fachada norte del castillo
Castillo de Chambord

Cuando entramos en el Dominio Nacional de Chambord, lo hacemos por la Porte de La Chaussée, y hay que atravesar varios kilómetros de bosque antes de llegar al castillo. A medida que nos vamos acercando, vamos viendo asomar las chimeneas, las torres y linternas que coronan el castillo. 
La primera fortaleza que se conoce data del siglo XI, del año 1090. Ya existía con el nombre de Chambord y pertenecía a los condes de Blois, que lo usaban como pabellón de caza. Su siguiente propietario fue Luis XII y tras él, su yerno, el joven duque de Angouléme, que le sucedió en el trono como Francisco I. 

Torreones y Galerías
Castillo de Chambord

La idea inicial de Francisco I era la de reconstruir el castillo de Romorantin, que había sido residencia de los condes de Angouléme, y que, como el de Chambord, había servido de residencia temporal para él y su madre.
La duquesa de Angouléme pasaba largas temporadas alejada de la corte en diferentes castillos, pero sobre todo en el de Romorantin. En el año 1499, ya viuda, acogió en el castillo a Luis XII y a su esposa, Ana de Bretaña, que huían de Blois a causa de la peste. La reina Ana estaba embarazada y el 13 de octubre dio a luz en el castillo a su hija Claudia, la que con el tiempo sería Claudia I de Francia, esposa de Francisco I. Esta es la razón de que ambos monarcas sintieran un especial interés por el lugar, y aun así, al final, pudo más Chambord.
En los jardines del castillo
Castillo de Chambord
¿Por qué un edificio con estas dimensiones? Francisco I era un rey joven y ambicioso, culto y apasionado de las artes gracias a su madre. Tras sus conquistas en Italia, a su regreso a Francia, volvió influenciado por la arquitectura italiana del Renacimiento y decidió emprender la aventura de Chambord.
El 6 de septiembre de 1519, el rey escribió una carta a su chambelán, François de Pontbriand, en la que le nombraba superintendente de los trabajos del castillo que comenzaron ese mismo mes. Esta carta es el documento más antiguo que se guarda relacionado con Francisco I y el castillo de Chambord. Pero Pontbriand, a sus 68 años y viendo la complejidad de la obra, delegó su cargo en Mathurin Viart, que había sido maestro de cuentas en Blois y trabajado con el maestro albañil Jacques Sourdeau, también embarcado en la construcción de Chambord. Los dos murieron en 1522 y fueron sustituidos por Nicolas de Foyal, como superintendente, y Pierre Nepveu, como albañil. Este último, apodado Trinqueau, se mantuvo en las obras del castillo incluso tras el paréntesis que sufrieron a causa de la cautividad del rey en España. 
Como dato curioso relacionado con el inicio de las obras, la B.N.F (Biblioteca Nacional de Francia) cuenta con dos registros de salarios que se pagaron a los obreros en septiembre y octubre de 1522; uno está firmado por Nicolas Foyal y el otro por Antoine De Troyes.
Siluetas de las chimeneas y linternas del castillo de Chambord

Castillo de Chambord

El proyecto original sigue el esquema constructivo de los castillos medievales: una torre del homenaje flanqueada por cuatro torres y rodeada de una muralla. Toda una fortaleza que bien podría recordarnos al castillo de Vincennes. Sin embargo, el edificio principal se  inspiró en la arquitectura del Renacimiento italiano.
Philippe Le Bas, en su libro Historia de la Francia, vol.2, dice esto del castillo de Chambord: «Hay en el conjunto del edificio un carácter de fuerza, y aún pudiera decirse de pesadez, que no carece sin embargo de nobleza, y que hace un contraste maravilloso con la riqueza y la perfección de los pormenores» Todo allí recuerda al monarca, pero la realidad es que Francisco I solo pasó 72 días en el castillo de los 32 años que duró su reinado.
Para los investigadores de Chambord continúa siendo una incógnita el nombre del arquitecto o arquitectos que diseñaron el proyecto del castillo. En el libro de Philippe Le Bas, citado en el párrafo anterior, y en el de Jean-Toussaint Merle, ambos editados en la primera mitad del siglo XIX, se menciona a un arquitecto italiano llamado Francesco Primaticcio, conocido como «Primatice». El nombre que más suena es el de Domenico Da Cortana, también italiano, que estaba al servicio de la corte francesa desde 1510. 
En el siglo XIX, se planteó la hipótesis de la influencia de Leonardo Da Vinci en el diseño arquitectónico del edificio. Algunos, alegando la escasa documentación existente y el hecho de que muriera meses antes de que comenzara la construcción del castillo, rechazaron la idea. En la actualidad, se sigue pensando que este «polímata florentino del Renacimiento italiano» tuvo su influencia en el diseño original del castillo de Chambord. Da Vinci hizo otros proyectos para Francisco I desde que se conocieron en 1515 en Milán, y en 1516 se marchó a Francia a petición del rey.

«La uniformidad, la simetría y la debida proporción hacen que las cosas sean exquisitas a la vista y decoran todo el edificio humano» (Vitruvio). Plano inicial de Chambord, antes que que fueran añadidas las alas y el recinto
A él se le atribuye este plano: el conjunto se compone de una planta cuadrangular con forma de cruz griega. Está presidida por una torre del homenaje con torres en los cuatro ángulos y, en el centro, una gran escalera helicoidal con doble rampa, que permitía circular a los señores y sirvientes sin encontrarse nunca. El contratiempo más importante con el que se han encontrado los investigadores, hoy y ayer, es la escasa información que se tiene de Chambord; aún se siguen preguntando qué fue de los archivos del castillo y por qué desaparecieron. 




Plano de la planta baja del castillo de Chambord. Por André Félibien, arquitecto de Luis XIV en 1681

Se sabe que en 1680 fueron examinados por André Félibien, que los utilizó en sus memorias para aportar datos relacionados con las casas reales y con todo lo que tiene que ver con la organización de las construcciones de estas. Pero cuando en el siglo XVIII la Cámara de Cuentas de Blois pasó a depender de la Cámara de París, debido a la falta de espacio en el nuevo destino, buena parte de los archivos fueron destruidos o pasaron a manos de coleccionistas privados. Después, en el siglo XIX, especialistas interesados en la desaparición de estos documentos han hecho recopilación y estudio minucioso de todos los documentos que han encontrado.

El castillo visto desde el embarcadero. El agua pertenece al río Cosson que va canalizado a su paso por el castillo. Las barcas están dispuestas para los que deseen dar un paseo por el foso
Castillo de ChambordEm
Nada de lo anterior ha frenado las investigaciones. De vez en cuando aparecen antiguos archivos que plantean nuevas preguntas. Dos ejemplos de ello son: la aparición de un extraño plano del castillo de Chambord, dibujado a mano alzada, en el álbum del arquitecto Jean Chéreau de finales del siglo XVI (ocurrió hace algo más de treinta años en la biblioteca de Gdansk, Polonia), y la aparición de la primera descripción conocida del castillo, escrita por el secretario del embajador de Portugal Francisco de Mora hacia 1541 (salió a la luz en la Biblioteca Británica).
Dado que estos acontecimientos ocurren muy de tarde en tarde, para completar el puzle de Chambord, en 1997 comenzó un programa arqueológico basado en el estudio del edificio para encontrar más respuestas. El resultado ha sido positivo, pues como dicen los especialistas dedicados a su estudio, el castillo como tal es una gran fuente de información.
Cara sur del Castillo de Chambord. Entrada principal llamada también Puerta del Rey.
Castillo de Chambord

Es posible que Francisco I realizara los cambios sobre el proyecto original del castillo cuando regresó a Francia en 1526. El monarca fue hecho prisionero en la batalla de Pavía, estuvo retenido en Madrid durante unos meses y no pudo regresar al país galo hasta que se firmó el Tratado de Madrid el 14 de enero de 1526. Sin embargo, estudios más recientes dicen que: «La decisión de romper con la simetría del proyecto inicial se tomó durante la construcción de la torre del homenaje, entre 1519 y la partida de Francisco I a Pavía, en 1524. El motivo de por qué se tomó esta decisión, que cambiará de forma irreparable la imagen del castillo, y la fecha exacta en que ocurrió, es difícil de saber por la escasez de documentos escritos que hay sobre los primeros años de construcción»
Vista de un torreón de la cara sur del castillo. Es más bajo que los de la fachada principal. Obra de Mansart. Las terrazas son de estilo italiano con balaustres esculpidos

Castillo de Chambord

Fachada principal del castillo de Chambord. Lámina de Androuet du Cerceau, de 1575-1576 


Androuet du Cerceau fue un arquitecto francés que conocía bien el castillo de Chambord. En esta lámina reflejó las asimetrías de la fachada norte del edificio.












Asimetrías en la cara sur del castillo. 


Castillo de Chambord



Francisco I mostraba desconfianza cada vez que se incorporaban obreros nuevos a las obras. Pensaba que podrían afectar de forma negativa a la construcción del castillo y decidió supervisarlas en persona. En estas visitas, que tanto incomodaban a los obreros, el rey hacía cambios sobre el proyecto original; hecho que se estuvo repitiendo durante los veinte años que duró la construcción. La llevaron a cabo obreros franceses, en total 1800, con un coste de más de cinco millones de francos. Y la inspiración la trajo de Italia tras volver victorioso de la batalla de Marignan en 1516.


Interior del recinto del castillo. A la derecha, escalera exterior del ala norte que fue añadida hacia 1545. Dependencias de Francisco I
La construcción del castillo comenzó con el derribo de numerosas viviendas, entre las que se encontraban la fortaleza de los condes de Blois y la iglesia del pueblo de Chambord. En estudios realizados en nuestros días, en los cimientos de la zona suroeste del castillo, se han encontrado restos de una construcción que se cree podría pertenecer a la fortaleza de los condes de Blois.

Supuesta restitución del diseño original

Este fue el diseño original del castillo de Chambord, terminado en 1539. Carlos V, en un viaje a Gante, fue acogido en Chambord la noche del 18 de diciembre de 1539. En el centro de la torre se eleva la escalera principal, la más espectacular de las 84 que posee el castillo. Es una escalera de doble hélice y su diseño también se le atribuye a Leonardo Da Vinci.

Escalera de doble espiral
Castillo de Chambord

Es posible que la escalera se diseñara con cuatro hélices, enroscadas una dentro de otra, para dar acceso independiente a los cuatro apartamentos de ángulo que hay en cada planta. Entre los dibujos de Da Vinci que han sobrevivido algunos están relacionados con diseños de escaleras. Aunque la de Chambord se le atribuye a él, no quiere decir que sea idea propia; ya antes existían en Italia sistemas de escaleras o rampas dobles de otros maestros. 

andrea palladio . escalera circular . los cuatro libros de la arquitectura . s. xvi
Escalera de cuatro revoluciones. Dibujo de Andrea Palladio . Incluido en Los Cuatro Libros de Arquitectura
Así es como las representa años más tarde Andrea Palladio (1508-1580) en su libro Los Cuatro Libros de Arquitectura. Y esta es la descripción del dibujo: «...hay cuatro escaleras con cuatro entradas, es decir, cada una la suya, y suben una sobre otra, de modo que, construyéndose en medio del edificio, pueden servir para cuatro viviendas sin que la que habiten en una vayan por la escalera de la otra; y por ser hueca en el medio, todos se ven entre sí, subir o bajar, sin que se impidan mínimamente el paso. Como es muy bella invención y nueva, yo la he dibujado y marcado con letras las escaleras en la planta y alzado, a fin de que se vea donde comienzan y como suben»


Hueco de la escalera de doble hélice 
Castillo de Chambord


La escalera del castillo de Chambord se construyó al final con solo dos hélices o rampas. Tiene nueve metros de diámetro. Parte desde la planta baja del castillo y se eleva sobre los tres niveles del edificio, hasta terminar en las terrazas intermedias del castillo. El hueco de la escalera es el eje central y sobre el que giran las dos hélices. La doble hélice permite que dos personas, una que baja y otra que sube, no lleguen a cruzarse. Solo pueden verse a través de las ventanas que dan al núcleo central; tendremos la sensación de que solo hay una escalera.


Dibujo de Du Cerceau realizado entre 1575-1576. Muestra la escalera abierta hacia el exterior de la fachada norte del castillo

Dibujo de Du Cerceau realizado entre 1575-1576. Vista detallada de la escalera de doble hélice del castillo de Chambord


La luz natural la recibe a través de la linterna central que se encuentra en la terraza del castillo. La refuerzan unos arbotantes y contrafuertes, y la cima está coronada con la flor de lis, símbolo de la realeza francesa.


Linterna de la escalera principal 








Durante los meses que Francisco I estuvo retenido en España se interrumpieron las obras. Se reanudaron en 1526, añadiendo dos alas laterales a la torre original, cada una con su torreón correspondiente en ángulo, y un recinto para cerrar la cara sur del edificio. El ala norte estuvo terminada en 1544. Los aposentos del rey, alojado inicialmente en la torre del homenaje, se trasladaron hasta allí. En la primera planta se instalaron sus habitaciones privadas. A esta ala se accedía por una galería exterior y una escalera de caracol en la fachada. Ambas se añadieron en 1545.

Izquierda. Escalera exterior del ala de Francisco I, en el ángulo que forman las galerías

En la cara norte de la misma ala se construyó otra escalera exterior, que se  cree llevaría a un estanque; sería un espejo en el que ver reflejado el castillo. Pero no se construyó hasta el siglo XIX, cuando se realizaron unas restauraciones.

Abajo, torreón norte con la escalera exterior













Galería de caza
El segundo nivel del ala norte del castillo está destinado solo a temas de cacería. Aquí se encuentra la fundación de la Maison de la Chasse et de la Nature.


Altar de la capilla del castillo de Chambord 

En el ala sur Francisco I empezó a construir la capilla. A su muerte, en 1547, su hijo Enrique II le dio continuidad a las obras hasta que murió en 1559; tampoco este último la vio terminada. Fue durante el reinado de Luis XIV que la capilla estuvo terminada, entre 1680 y 1686. Se encuentra en la primera planta del edificio, al mismo nivel de la habitación de Francisco I. Es la habitación más grande del castillo y tiene la altura de dos pisos.













Derecha. Terraza del castillo. Linterna de la escalera de doble hélice por la que se accede a la terraza
La parte más espectacular del castillo es la terraza, que ocupa la misma superficie que el edificio original. Se accede a ella por la escalera de doble hélice. Tras visitar las diferentes plantas del edificio y andar por las galerías que unen los cuatro torreones de la torre del homenaje, la subida culmina en la linterna de la famosa escalera. Una puerta se abre a la terraza. Sorprende, nada más salir al exterior, las múltiples torres, chimeneas, linternas y ventanas; se me antojó una ciudad de los cuentos de hadas. Fue una sensación magnífica, hasta el punto que me olvidé de apreciar las vistas que desde allí arriba hay del dominio de Chambord.















Abajo, ornamentación de la terraza del castillo de Chambord. Llama la atención la policromía de la piedra taraceada con pizarra. Las ventanas además cumplen la función de dar luz a los camaranchones del castillo.
Castillo de Chambord
Las habitaciones del castillo no estaban amuebladas ni decoradas. Cada vez que el rey acudía a pasar una temporada, un gran despliegue logístico llenaba las dependencias del edificio. El entorno se llenaba de vida con el monarca y toda la corte. Cuando terminaba la estancia, Chambord quedaba en silencio.

Dependencias de Francisco I. Cámara real y lecho de gala
Castillo de Chambord

Aunque Enrique II (1519-1559) y Carlos IX (1550-1574) dieron continuidad a las obras iniciadas por Francisco I, la decadencia del castillo era inminente. Durante los reinados de Enrique III y Enrique IV no se realizaron obras ni los monarcas residieron en el castillo. Luis XIII solo estuvo dos veces, la primera a los trece años y la segunda, a la vuelta de un viaje de Burdeos con la reina Ana de Austria. Fue Luis XIV quien tomó interés por el castillo de Chambord y terminó el proyecto que empezó Francisco I. Tal vez el Rey Sol llegó a comprender el significado de Chambord: −la manifestación del poder real−,  que le llevó a terminarlo. Construyó nueve estancias, la primera en 1650 y la última en 1685. Entre 1680 y 1686 confió los trabajos al arquitecto Harduain-Mansart para construir el ala este, poner el tejado de la capilla y el recinto bajo que cierra el castillo. 
Tapiz con el castillo de Chambord al fondo. Se encuentra en la antecámara de Luis XIV
Luis XV fue el último rey francés que hizo uso de Chambord, pero no para él, sino que lo puso a disposición de sus suegros, Estanislao I Leszczynski y su esposa, reyes de Polonia en el exilio. En 1733, estos dejaron Chambord y durante 12 años permaneció inhabitado. En 1745, Luis XV donó el castillo al mariscal de Saxe y hasta el estallido de la Revolución Francesa solo estuvo habitado por los sucesivos gobernantes.

«Cama polaca» Este el nombre que recibe la cama que perteneció a María Leszczyńska, princesa de Polonia y reina consorte de Francia por su matrimonio con Luis XV
Este acontecimiento histórico dejó el castillo en un estado muy lamentable. Los habitantes de los pueblos cercanos se dedicaron a saquear el dominio. El nuevo gobierno revolucionario vendió el mobiliario del castillo que no fue robado. Un état de lieu –estado del lugar− realizado en 1796 confirmó el desastre de Chambord, que por suerte se libró de ser destruido.
Desde principios del siglo XIX y hasta nuestros días, el castillo de Chambord se ha visto involucrado en los diferentes estados políticos por los que ha pasado Francia.
En 1930 fue adquirido por el Estado.
Durante la Segunda Guerra Mundial el castillo se utilizó para guardar las obras de arte procedentes de los museos nacionales para protegerlos de los bombardeos alemanes.
En 1981, el dominio fue declarado patrimonio de la UNESCO.




Entre las construcciones que Francisco I llevó a cabo, el proyecto del castillo de Chambord, se encuentra entre los más ambiciosos.
Castillo de Chambord