Saliéndome un poco de
lo habitual, en esta entrada de blog he considerado que el Castillo de Chambord
genera en mí más interés por conocer el misterio que hay en torno a su construcción que
por hablar del castillo propiamente dicho.
Era noviembre de 2013
cuando lo visité, y si hay algo que lamento de ese día es no tener fotos de más
calidad: la ocasión lo merecía. Es una magnífica obra de arquitectura que
Francisco I de Francia llevó a cabo, y aunque se diga del castillo que es una
construcción desmesurada —¡que lo es!— hoy podemos contemplar en su conjunto,
tal como refería en su obra Philippe Le Bas, «la belleza, la riqueza y el
esplendor» que el monarca mandó
reflejar al arquitecto encargado del proyecto.
Lo que más pesó en la
construcción del castillo fue su pasión por la caza. Francisco I conocía el
dominio de Chambord desde que era niño y solía pasar temporadas allí con su
madre. Ya entonces se sentía atraído por este deporte.
Fachada norte del castillo
Cuando entramos en el Dominio Nacional
de Chambord, lo hacemos por la Porte de La Chaussée, y hay que atravesar varios
kilómetros de bosque antes de llegar al castillo. A medida que nos vamos
acercando, vamos viendo asomar las chimeneas, las torres y linternas que
coronan el castillo.
La primera fortaleza que se conoce data
del siglo XI, del año 1090. Ya existía con el nombre de Chambord y pertenecía a
los condes de Blois, que lo usaban como pabellón de caza. Su siguiente
propietario fue Luis XII y tras él, su yerno, el joven duque de Angouléme, que
le sucedió en el trono como Francisco I.
Torreones y Galerías
La idea inicial de Francisco I era la
de reconstruir el castillo de Romorantin, que había sido residencia de los condes
de Angouléme, y que, como el de Chambord, había servido de residencia temporal
para él y su madre.
La duquesa de Angouléme pasaba largas
temporadas alejada de la corte en diferentes castillos, pero sobre todo en el
de Romorantin. En el año 1499, ya viuda, acogió en el castillo a Luis XII y a
su esposa, Ana de Bretaña, que huían de Blois a causa de la peste. La reina Ana
estaba embarazada y el 13 de octubre dio a luz en el castillo a su hija
Claudia, la que con el tiempo sería Claudia I de Francia, esposa de Francisco
I. Esta es la razón de que ambos monarcas sintieran un especial interés por el lugar,
y aun así, al final, pudo más Chambord.
¿Por qué un edificio
con estas dimensiones? Francisco I era un rey joven y ambicioso, culto y
apasionado de las artes gracias a su madre. Tras sus conquistas en Italia, a su
regreso a Francia, volvió influenciado por la arquitectura italiana del
Renacimiento y decidió emprender la aventura de Chambord.
El 6 de septiembre de 1519, el rey
escribió una carta a su chambelán, François de Pontbriand, en la que le
nombraba superintendente de los trabajos del castillo que comenzaron ese mismo
mes. Esta carta es el documento más antiguo que se guarda relacionado con
Francisco I y el castillo de Chambord. Pero Pontbriand, a sus 68 años y viendo
la complejidad de la obra, delegó su cargo en Mathurin Viart, que había sido
maestro de cuentas en Blois y trabajado con el maestro albañil Jacques
Sourdeau, también embarcado en la construcción de Chambord. Los dos murieron en
1522 y fueron sustituidos por Nicolas de Foyal, como superintendente, y Pierre
Nepveu, como albañil. Este último, apodado Trinqueau, se mantuvo en las obras
del castillo incluso tras el paréntesis que sufrieron a causa de la cautividad
del rey en España.
Como dato curioso relacionado con el
inicio de las obras, la B.N.F (Biblioteca Nacional de Francia) cuenta con dos
registros de salarios que se pagaron a los obreros en septiembre y octubre de
1522; uno está firmado por Nicolas Foyal y el otro por Antoine De Troyes.
Siluetas de las chimeneas y linternas
del castillo de Chambord
El proyecto original sigue el esquema
constructivo de los castillos medievales: una torre del homenaje flanqueada por
cuatro torres y rodeada de una muralla. Toda una fortaleza que bien podría recordarnos
al castillo de Vincennes. Sin embargo, el edificio principal se inspiró en la arquitectura del Renacimiento
italiano.
Philippe Le Bas, en su libro Historia de la Francia, vol.2, dice esto
del castillo de Chambord: «Hay en el conjunto del edificio un carácter de
fuerza, y aún pudiera decirse de pesadez, que no carece sin embargo de nobleza,
y que hace un contraste maravilloso con la riqueza y la perfección de los
pormenores» Todo allí recuerda al monarca, pero la realidad es que Francisco I
solo pasó 72 días en el castillo de los 32 años que duró su reinado.
Para los investigadores de Chambord
continúa siendo una incógnita el nombre del arquitecto o arquitectos que
diseñaron el proyecto del castillo. En el libro de Philippe Le Bas, citado en
el párrafo anterior, y en el de Jean-Toussaint Merle, ambos editados en la
primera mitad del siglo XIX, se menciona a un arquitecto italiano llamado
Francesco Primaticcio, conocido como «Primatice». El nombre que más suena es el
de Domenico Da Cortana, también italiano, que estaba al servicio de la corte
francesa desde 1510.
En el siglo XIX, se planteó la
hipótesis de la influencia de Leonardo Da Vinci en el diseño arquitectónico del
edificio. Algunos, alegando la escasa documentación existente y el hecho de que
muriera meses antes de que comenzara la construcción del castillo, rechazaron
la idea. En la actualidad, se sigue pensando que este «polímata florentino del
Renacimiento italiano» tuvo su influencia
en el diseño original del castillo de Chambord. Da Vinci hizo otros proyectos para
Francisco I desde que se conocieron en 1515 en Milán, y en 1516 se marchó a
Francia a petición del rey.
«La
uniformidad, la simetría y la debida proporción hacen que las cosas sean
exquisitas a la vista y decoran todo el edificio humano» (Vitruvio). Plano inicial de Chambord, antes que
que fueran añadidas las alas y el recinto
A él se le atribuye este plano: el
conjunto se compone de una planta cuadrangular con forma de cruz griega. Está
presidida por una torre del homenaje con torres en los cuatro ángulos y, en el
centro, una gran escalera helicoidal con doble rampa, que permitía circular a
los señores y sirvientes sin encontrarse nunca. El contratiempo más importante
con el que se han encontrado los investigadores, hoy y ayer, es la escasa
información que se tiene de Chambord; aún se siguen preguntando qué fue de los
archivos del castillo y por qué desaparecieron.
Plano de la planta baja del castillo de Chambord. Por André Félibien, arquitecto de Luis XIV en 1681
Se sabe que en 1680 fueron examinados por André Félibien, que los utilizó en sus memorias para aportar datos relacionados con las casas reales y con todo lo que tiene que ver con la organización de las construcciones de estas. Pero cuando en el siglo XVIII la Cámara de Cuentas de Blois pasó a depender de la Cámara de París, debido a la falta de espacio en el nuevo destino, buena parte de los archivos fueron destruidos o pasaron a manos de coleccionistas privados. Después, en el siglo XIX, especialistas interesados en la desaparición de estos documentos han hecho recopilación y estudio minucioso de todos los documentos que han encontrado.
Plano de la planta baja del castillo de Chambord. Por André Félibien, arquitecto de Luis XIV en 1681
Se sabe que en 1680 fueron examinados por André Félibien, que los utilizó en sus memorias para aportar datos relacionados con las casas reales y con todo lo que tiene que ver con la organización de las construcciones de estas. Pero cuando en el siglo XVIII la Cámara de Cuentas de Blois pasó a depender de la Cámara de París, debido a la falta de espacio en el nuevo destino, buena parte de los archivos fueron destruidos o pasaron a manos de coleccionistas privados. Después, en el siglo XIX, especialistas interesados en la desaparición de estos documentos han hecho recopilación y estudio minucioso de todos los documentos que han encontrado.
El castillo visto desde el
embarcadero. El agua pertenece al río Cosson que va canalizado a su paso por el
castillo. Las barcas están dispuestas para los que deseen dar un paseo por el
foso
Nada de lo anterior ha frenado las
investigaciones. De vez en cuando aparecen antiguos archivos que plantean nuevas
preguntas. Dos ejemplos de ello son: la aparición de un extraño plano del
castillo de Chambord, dibujado a mano alzada, en el álbum del arquitecto Jean
Chéreau de finales del siglo XVI (ocurrió hace algo más de treinta años en la
biblioteca de Gdansk, Polonia), y la aparición de la primera descripción
conocida del castillo, escrita por el secretario del embajador de Portugal
Francisco de Mora hacia 1541 (salió a la luz en la Biblioteca Británica).
Dado que estos acontecimientos ocurren
muy de tarde en tarde, para completar el puzle de Chambord, en 1997 comenzó un
programa arqueológico basado en el estudio del edificio para encontrar más
respuestas. El resultado ha sido positivo, pues como dicen los especialistas
dedicados a su estudio, el castillo como tal es una gran fuente de información.
Es posible que Francisco I realizara
los cambios sobre el proyecto original del castillo cuando regresó a Francia en
1526. El monarca fue hecho prisionero en la batalla de Pavía, estuvo retenido en
Madrid durante unos meses y no pudo regresar al país galo hasta que se firmó el
Tratado de Madrid el 14 de enero de 1526. Sin embargo, estudios más recientes
dicen que: «La decisión de romper con la simetría del proyecto inicial se tomó
durante la construcción de la torre del homenaje, entre 1519 y la partida de
Francisco I a Pavía, en 1524. El motivo de por qué se tomó esta decisión, que
cambiará de forma irreparable la imagen del castillo, y la fecha exacta en que
ocurrió, es difícil de saber por la escasez de documentos escritos que hay
sobre los primeros años de construcción»
Vista de un torreón de la
cara sur del castillo. Es más bajo que los de la fachada principal. Obra de
Mansart. Las terrazas son de estilo italiano con balaustres esculpidos
Fachada principal del
castillo de Chambord. Lámina de Androuet du
Cerceau, de 1575-1576
Androuet du Cerceau fue un arquitecto francés que conocía bien el castillo de Chambord. En esta lámina reflejó las asimetrías de la fachada norte del edificio.
Asimetrías en la cara sur del castillo.
Francisco I mostraba desconfianza cada
vez que se incorporaban obreros nuevos a las obras. Pensaba que podrían afectar
de forma negativa a la construcción del castillo y decidió supervisarlas en
persona. En estas visitas, que tanto incomodaban a los obreros, el rey hacía cambios
sobre el proyecto original; hecho que se estuvo repitiendo durante los veinte años que duró la construcción. La llevaron a cabo obreros franceses,
en total 1800, con un coste de más de cinco millones de francos. Y la
inspiración la trajo de Italia tras volver victorioso de la batalla de Marignan
en 1516.
Interior del recinto del castillo. A la
derecha, escalera exterior del ala norte que fue añadida hacia 1545.
Dependencias de Francisco I
La construcción del castillo comenzó
con el derribo de numerosas viviendas, entre las que se encontraban la fortaleza
de los condes de Blois y la iglesia del pueblo de Chambord. En estudios
realizados en nuestros días, en los cimientos de la zona suroeste del castillo,
se han encontrado restos de una construcción que se cree podría pertenecer a
la fortaleza de los condes de Blois.
Este fue el diseño original
del castillo de Chambord, terminado en 1539. Carlos V, en un viaje a Gante, fue acogido en
Chambord la noche del 18 de diciembre de 1539. En el centro de la torre se
eleva la escalera principal, la más espectacular de las 84 que posee el
castillo. Es una escalera de doble hélice y su diseño también se le atribuye a
Leonardo Da Vinci.
Escalera de doble espiral
Es posible que la escalera se diseñara con cuatro hélices, enroscadas una dentro de otra, para dar acceso independiente a los cuatro apartamentos de ángulo que hay en cada planta. Entre los dibujos de Da Vinci que han sobrevivido algunos están relacionados con diseños de escaleras. Aunque la de Chambord se le atribuye a él, no quiere decir que sea idea propia; ya antes existían en Italia sistemas de escaleras o rampas dobles de otros maestros.
Escalera de cuatro revoluciones. Dibujo
de Andrea Palladio . Incluido en Los Cuatro Libros de Arquitectura
Así
es como las representa años más tarde Andrea Palladio (1508-1580) en su libro Los
Cuatro Libros de Arquitectura. Y esta es la descripción del dibujo: «...hay
cuatro escaleras con cuatro entradas, es decir, cada una la suya, y suben una
sobre otra, de modo que, construyéndose en medio del edificio, pueden servir
para cuatro viviendas sin que la que habiten en una vayan por la escalera de la
otra; y por ser hueca en el medio, todos se ven entre sí, subir o bajar, sin
que se impidan mínimamente el paso. Como es muy bella invención y nueva, yo la
he dibujado y marcado con letras las escaleras en la planta y alzado, a fin de
que se vea donde comienzan y como suben»
Hueco de la escalera de doble hélice
La escalera del castillo de Chambord se construyó al final con solo dos hélices o rampas. Tiene nueve metros de diámetro. Parte desde la planta baja del castillo y se eleva sobre los tres niveles del edificio, hasta terminar en las terrazas intermedias del castillo. El hueco de la escalera es el eje central y sobre el que giran las dos hélices. La doble hélice permite que dos personas, una que baja y otra que sube, no lleguen a cruzarse. Solo pueden verse a través de las ventanas que dan al núcleo central; tendremos la sensación de que solo hay una escalera.
Dibujo de Du Cerceau realizado entre
1575-1576. Muestra la escalera abierta hacia el exterior de la fachada norte
del castillo
La luz natural la recibe a través de la
linterna central que se encuentra en la terraza del castillo. La refuerzan unos
arbotantes y contrafuertes, y la cima está coronada con la flor de lis, símbolo de la realeza francesa.
Linterna de la escalera
principal
Durante los meses que Francisco I
estuvo retenido en España se interrumpieron las obras. Se reanudaron en 1526,
añadiendo dos alas laterales a la torre original, cada una con su torreón correspondiente
en ángulo, y un recinto para cerrar la cara sur del edificio. El ala norte estuvo
terminada en 1544. Los aposentos del rey, alojado inicialmente en la torre del
homenaje, se trasladaron hasta allí. En la primera planta se instalaron sus
habitaciones privadas. A esta ala se accedía por una galería exterior y una
escalera de caracol en la fachada. Ambas se añadieron en 1545.
Izquierda. Escalera exterior del ala de Francisco
I, en el ángulo que forman las galerías
En la cara norte de la misma ala se
construyó otra escalera exterior, que se cree llevaría a un estanque; sería un
espejo en el que ver reflejado el castillo. Pero no se construyó hasta el siglo
XIX, cuando se realizaron unas restauraciones.
Abajo, torreón norte con la escalera exterior
Galería de caza
El segundo nivel del ala norte del castillo está destinado solo a temas de cacería. Aquí se encuentra la fundación de la Maison de la Chasse et de la Nature.
Altar de la capilla del castillo de Chambord
En el ala sur Francisco I empezó a
construir la capilla. A su muerte, en 1547, su hijo Enrique II le dio
continuidad a las obras hasta que murió en 1559; tampoco este último la vio
terminada. Fue durante el reinado de Luis XIV que la capilla estuvo terminada,
entre 1680 y 1686. Se encuentra en la primera planta del
edificio, al mismo nivel de la habitación de Francisco I. Es la habitación más
grande del castillo y tiene la altura de dos pisos.
Derecha. Terraza del castillo. Linterna de la escalera de doble hélice por la que se accede a la
terraza
La parte más espectacular del castillo
es la terraza, que ocupa la misma superficie que el edificio original. Se
accede a ella por la escalera de doble hélice. Tras visitar las diferentes
plantas del edificio y andar por las galerías que unen los cuatro torreones de
la torre del homenaje, la subida culmina en la linterna de la famosa escalera.
Una puerta se abre a la terraza. Sorprende, nada más salir al exterior, las
múltiples torres, chimeneas, linternas y ventanas; se me antojó una ciudad de los
cuentos de hadas. Fue una sensación magnífica, hasta el punto que me olvidé de
apreciar las vistas que desde allí arriba hay del dominio de Chambord.
Abajo, ornamentación de la terraza del castillo de Chambord. Llama la atención la policromía de la piedra taraceada con pizarra. Las ventanas además cumplen la función de dar luz a los camaranchones del castillo.
Abajo, ornamentación de la terraza del castillo de Chambord. Llama la atención la policromía de la piedra taraceada con pizarra. Las ventanas además cumplen la función de dar luz a los camaranchones del castillo.
Las habitaciones del castillo no estaban
amuebladas ni decoradas. Cada vez que el rey acudía a pasar una temporada, un
gran despliegue logístico llenaba las dependencias del edificio. El entorno se
llenaba de vida con el monarca y toda la corte. Cuando terminaba la estancia, Chambord
quedaba en silencio.
Dependencias de Francisco I. Cámara real y lecho de gala
Dependencias de Francisco I. Cámara real y lecho de gala
Aunque Enrique II (1519-1559) y Carlos
IX (1550-1574) dieron continuidad a las obras iniciadas por Francisco I, la
decadencia del castillo era inminente. Durante los reinados de Enrique III y
Enrique IV no se realizaron obras ni los monarcas residieron en el castillo.
Luis XIII solo estuvo dos veces, la primera a los trece años y la segunda, a la
vuelta de un viaje de Burdeos con la reina Ana de Austria. Fue Luis XIV quien tomó interés por el
castillo de Chambord y terminó el proyecto que empezó Francisco I. Tal vez el Rey
Sol llegó a comprender el significado de Chambord: −la manifestación
del poder real−, que le llevó a terminarlo. Construyó nueve estancias, la primera en 1650
y la última en 1685. Entre 1680 y 1686 confió los trabajos al arquitecto Harduain-Mansart
para construir el ala este, poner el tejado de la capilla y el recinto bajo que
cierra el castillo.
Tapiz con el castillo de Chambord al
fondo. Se encuentra en la antecámara de Luis XIV
Luis XV fue el último rey francés que
hizo uso de Chambord, pero no para él, sino que lo puso a disposición de sus suegros, Estanislao I Leszczynski y su esposa, reyes de Polonia en el exilio. En 1733, estos dejaron Chambord y durante 12 años permaneció inhabitado. En 1745, Luis XV donó
el castillo al mariscal de Saxe y hasta el estallido de la Revolución Francesa
solo estuvo habitado por los sucesivos gobernantes.
«Cama polaca» Este el nombre que recibe
la cama que perteneció a María Leszczyńska, princesa de Polonia y reina consorte
de Francia por su matrimonio con Luis XV
Este acontecimiento histórico dejó el
castillo en un estado muy lamentable. Los habitantes de los pueblos cercanos se
dedicaron a saquear el dominio. El nuevo gobierno revolucionario vendió el
mobiliario del castillo que no fue robado. Un état de lieu –estado del lugar−
realizado en 1796 confirmó el desastre de Chambord, que por suerte se libró de
ser destruido.
Desde principios del siglo XIX y hasta nuestros
días, el castillo de Chambord se ha visto involucrado en los diferentes estados
políticos por los que ha pasado Francia.
En 1930 fue adquirido por el Estado.
Durante la Segunda Guerra Mundial el
castillo se utilizó para guardar las obras de arte procedentes de los museos
nacionales para protegerlos de los bombardeos alemanes.
En 1981, el dominio fue declarado
patrimonio de la UNESCO.