Es un pequeño
pueblo de la región de Bretaña, Francia. Tuve la ocasión de visitarlo y me pareció precioso y muy tranquilo.
Mientras recorría sus calles, apenas nos cruzamos con unas cuantas personas.
Fue conocido por su especialidad en el curtido de pieles, actualmente
desaparecida. Las paredes exteriores de las casas están hechas de piedra,
extraídas de la zona, con un ligero tono púrpura, que además le da un aspecto
medieval.
El dato más antiguo
que se conoce de esta zona rural consta en la página 83 del Cartulario de Redon,
uno de los tres documentos creados en el año 832 que permite conocer la historia
medieval desde el siglo IX hasta el siglo XI. Hace referencia a un país llamado
Trans Silvam, porque estaba "al otro lado del bosque" y que hoy es Beignon.
Foto del colegio.
En esta casa de Beignon (foto de abajo) nació el padre Gabriel Deshayes, el 6 de diciembre de 1767. Fue un sacerdote bretón conocido por su gran dedicación a la enseñanza, en especial con las personas que tenían sordera. Tuvo que salir de Francia para ser ordenado sacerdote por un obispo que estaba en el exilio, Mons. Le Mintier, obispo de Tréguier, el 4 de marzo de 1792.
Foto del colegio.
En esta casa de Beignon (foto de abajo) nació el padre Gabriel Deshayes, el 6 de diciembre de 1767. Fue un sacerdote bretón conocido por su gran dedicación a la enseñanza, en especial con las personas que tenían sordera. Tuvo que salir de Francia para ser ordenado sacerdote por un obispo que estaba en el exilio, Mons. Le Mintier, obispo de Tréguier, el 4 de marzo de 1792.
La iglesia de Beignon
está dedicada al apóstol San Pedro.
De la primera
iglesia que se construyó, por el siglo XI, solo quedan los pilares cortos y
gruesos de cada lado de la nave. En 1483 fue incendiada a causa de un saqueo.
Se reconstruyó, pero llegaron los tiempos de la Revolución y volvió a ser
saqueada. Entre las cosas que se salvaron están la vidrieras. A principios del
siglo XIX tuvo que ser reconstruida de nuevo y fue gracias a monseñor Bécel.
La
cara norte de la iglesia tiene una bonita plaza en la que hay un monumento
dedicado a los caídos. Se trata de un soldado sobre un pedestal donde todos los
años, el 11 de noviembre se conmemora el Día del Armisticio.
Algunas de sus
calles, rincones, incluso jardines, parecen hacernos sentir como en un cuento. El
pueblo forma parte de un entorno que a mí, como española del sur, me llaman
especialmente la atención estos paisajes y sus pueblos.