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Castillo de Amboise.

Se encuentra incluido dentro del casco urbano del pueblo de Amboise, sobre una pequeña colina, pero con la altura suficiente para que desde el castillo se domine, hasta donde la vista alcanza, el Valle del Loira.


Según datos históricos esta colina ya estaba ocupada en el Neolítico, pero los orígenes de este castillo datan del siglo IV, cuando se excavó el primer foso para defender la fortaleza que había construida. Fue disputada durante la Edad Media por el duque de Anjou y el conde de Blois, por la rivalidad que había entre ellos. La dinastía Amboise fue la siguiente familia que ocupó esta plaza, hasta la llegada de Carlos VII. En el año 1431 el señor Luis de Amboise fue acusado de conspiración y condenado a muerte por el rey, muy influenciado éste por su Gran Chambelan La Trémouille. Finalmente fue indultado, pero tuvo que renunciar al castillo y las propiedades, pasando todo a manos de la corona. El castillo se convierte en fortaleza real. Carlos VII habitó en el castillo por temporadas. Su sucesor, Luis XI, fue quien introdujo cambios en el castillo, bien para mejorar las fortificaciones o tal vez para adecuarla para alojar a su familia, la reina Carlota de Saboya y sus hijos. Aquí nació en 1470 el delfín Carlos, futuro Carlos VIII.

Pasó toda su infancia en el castillo y posteriormente, al contraer matrimonio con Ana de Bretaña y convertido en rey, decidió establecerse en Amboise. Al año siguiente, en 1492, comenzó un proyecto de extensión de la fortaleza medieval. En 1493 se construyó la capilla de San Huberto y durante los años siguientes se sucedieron el resto de las construcciones, mientras él partía para Italia a sus campañas militares. De allí se trajo gustos distintos en la forma de vivir, de pensar, de construir...Acarreó además con objetos y obras de arte y le acompañaron aristas, artesanos, técnicos..., que solo influyeron en el final de las obras que se había dejado empezadas. Solo los jardines fueron diseñados por el paisajista italiano Pacello da Mercogliano.


Carlos VIII falleció la víspera del Domingo de Ramos de 1498. Acompañaba a la reina a ver los juegos de pelota, en los fosos. Pese a su baja estatura, se golpeó la cabeza con el dintel de una puerta de la galería de Hacquelebac. Era un pasaje donde todo el mundo hacía sus necesidades. Comenzó a sentirse mal, perdió el conocimiento y murió nueve horas más tarde en este lugar sin que nadie lo sacara de allí. Murió joven, con 28 años y sin dejar heredero.  Su sucesor, Luis XII, le prestó menos atención a este castillo para dedicarse al de Blois. A su muerte en 1515, el nuevo soberano sería Francisco I de Francia, que guardando los mejores recuerdos de su adolescencia en Amboise, vivió aquí hasta 1508. Los cambios que introdujo en el castillo ya eran del Renacimiento, estaba considerado como el monarca emblemático de este periodo.


Esta foto es una vista de los aposentos reales. El ala izquierda corresponde a los aposentos de Carlos VIII con tragaluces en el tejado de estilo gótico y el ala derecha, aposentos de Francisco I, con tragaluces, también en el tejado, de estilo renacentista.











Tragaluces góticos.                                                                    Tragaluces renacentistas.



Como final para esta visita al castillo de Amboise dejo esta foto. Los jardines en primer plano, a la derecha el castillo, a la izquierda un poco más alejada, la capilla de San Huberto y como paisaje, el Valle del Loira.


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